Para la libertad: Con el Teatro de La Abadía y la compañía teatral La Dramática Errante

Replico en este espacio, como eco de su libertad y nodo en la red de quienes queremos ejercerla,  el Comunicado Oficial del Teatro de La Abadía, frente a los ataques a la libertad de expresión artística y los derechos culturales que se han presenciado hoy en Madrid:

Madrid, 18 de enero de 2024

El Teatro de La Abadía es desde su fundación un lugar de encuentro, un espacio de paz y libertad que fomenta la asamblea, el diálogo, la reflexión, la empatía y el entendimiento. En el día de hoy, queremos comunicaros:

  • El Teatro de La Abadía respeta y escucha todas las opiniones que pueda suscitar cualquier espectáculo de su programación y, especialmente, las críticas y discrepantes.
  • El Teatro de La Abadía apuesta por la libertad de las creadoras y los creadores que acoge, de modo que puedan plantear a la sociedad los asuntos y preguntas que les parezcan relevantes.
  • El Teatro de La Abadía condena cualquier muestra de violencia y nunca permitirá que se realice ningún tipo de apología de la violencia desde sus escenarios.
  • El Teatro de La Abadía cree que la mejor respuesta ante peticiones de cancelación o censura de un espectáculo es levantar el telón, para que cada persona pueda acudir a él libremente y juzgar lo que el escenario le ofrece.
  • El Teatro de La Abadía velará en todo momento por el buen funcionamiento de sus dos salas, y demanda respeto hacia todas aquellas personas que acudan al teatro.

Damos las gracias al público que nos acompaña cada día para compartir la experiencia del hecho escénico.

Para terminar, queremos recordar las palabras de nuestro director artístico, Juan Mayorga, en la rueda de prensa de la presentación de los estrenos de enero:

«La censura no solo lesiona a los censurados, sino que empobrece a la sociedad. La empobrece porque la priva de la conversación que los creadores proponen. La censura no solo debe ser combatida por estos, sino por cada ciudadano. Cada ciudadano ha de estar interesado en que a la inteligencia crítica no se responda con censura, sino a su vez con crítica, porque la autonomía del ciudadano depende de la autonomía de una cultura crítica. La libertad, antes que con discursos, se defiende ejerciéndola. Y la paz, antes que con discursos, se defiende practicándola.»

 

 

No solo musas, II Encuentro de Mujeres de las Artes Escénicas (Sevilla, 9 y 10 de octubre)

 

Me emociona mucho que me hayan invitado a participar con la conferencia «Economía de la credibilidad» en el II Encuentro de Mujeres de las Artes Escénicas, «No Solo Musas» que se celebrará en Sevilla los días 9 y 10 de octubre.

Gracias especialmente a la gestora cultural Mª Dolores Lobillo de la Diputación de Sevilla por ¡idear y crear! esta necesaria ¡belleza!

Como la participación en el Encuentro puede ser tanto presencial como online, te dejo por aquí el programa y el formulario de inscripción, por si quieres subirte ¡a esta alegría!

 

 

 

Resistencia cultural frente a la nueva estetización del fascismo

Seguía estas últimas semanas los resultados de los procesos electorales europeos con preocupación creciente ante la progresiva entrada de los partidos fascistas en los parlamentos de Europa. Ante la pauta común del discurso anti-inmigración, la persecución de los refugiados y la islamofobia como elementos de movilización electoral, desde la República Checa se añadía, por si a estas alturas quedase algún fantasma del siglo XX sin resucitar, el discurso anti-gitano y la llamada a la persecución y demonización de los doce millones de ciudadanas y ciudadanos romaníes de la Unión Europea.

El hecho de que los partidos liberales se hayan apropiado de los programas de la ultra-derecha y hayan hecho suya su agenda, como el partido ultra-derechista y antisemita austriaco FPö ha repetido una y otra vez ante la victoria de Kurz (con quien formará gobierno), nos confrontan con los procesos que están construyendo la normalización social y cultural del nuevo fascismo europeo y con nuestra propia capacidad, tanto desde las relaciones culturales internacionales como desde el diseño de políticas públicas educativas y culturales para hacer frente a la permisividad del odio.

Haciendo un barrido mediático de la cobertura de los últimos procesos electorales, me frenó en seco el auge de artículos de formato “publi-reportaje de moda” (aquí un ejemplo de estetización del giro ultraderechista austriaco) que, obviando contextos, silenciando propuestas políticas e invisibilizando las consecuencias concretas (sobre los cuerpos concretos) de estas mismas políticas, están arropando estéticamente el discurso del odio europeo. Contribuyendo a enmascarar el fascismo de “mano dura” bajo el arquetipo masculino del tiburón de éxito neoliberal representado para el consumo masivo a través de la réplica estética del Christian Grey de 50 sombras, asistimos a una nueva vuelta de tuerca de la utilización del enmascaramiento propia del fascismo.

Ante esta construcción mediática de “embellecimiento del odio y la exclusión” recordé, por puro paralelismo, dos obras clave que en los últimos años ya alertaron y pusieron el foco sobre la necesaria resistencia ante la manipulación estética y comunicativa del odio.

Si por una parte Juan Mayorga en su obra Himmelweg (para mí en aquel montaje con un Pere Ponce que no olvidaré jamás) nos confronta con nuestra propia pasividad ante el modo en el que “nos construyen” los relatos y las imágenes de lo que realmente acontece así como nos obliga a cuestionarnos sobre el papel del arte y en concreto el teatro, ante la espectacularización creciente de la dominación, que maneja a su antojo la mirada del “público” y los procesos mediáticos de ocultamiento, recordé también el documental El último de los injustos que recoge una serie minuciosa de entrevistas de Claude Lanzmann a Benjamin Murmelstein, último presidente del Consejo Judío, encargado de las labores de “embellecimiento” del campo de concentración de Theresienstadt, uno de los campos modelo de enmascaramiento diseñados por el nazismo.

Ante el desolador comienzo “yo sobreviví porque tenía un cuento que contar que a ellos les interesaba” resulta de especial relevancia para el momento actual la reflexión realizada por Murmelstein acerca de la legitimación y normalización social y cultural  de la corrupción que, en su opinión, fue el caldo de cultivo propicio para la articulación de la tergiversación de la realidad necesaria para la ejecución de la “Solución Final”. Desde su punto de vista, la instauración de la simulación generalizada que permitía el sostenimiento de las grandes cadenas de corrupción en la jerarquía nazi, supuso el paso material previo que sostuvo la construcción cultural de la mentira y la negación propiciadas por el nazismo ante el genocidio judío, la perversión del lenguaje que lo arropó y la normalización del colapso de la experiencia directa de la realidad (me hizo recordar la huelga de “no cobrar” el “salario” de las “voluntarias para trabajar” que impulsó la superviviente antifascista Neus Catalá en Ravensbruck rompiendo la prostitución del lenguaje nazi reivindicándose como la prisionera real que era).

Si bien en los últimos años se han planteado a nivel internacional propuestas marco educativas para la prevención de la construcción cultural de chivos expiatorios, la deshumanización y la prevención del genocidio, especialmente a través de la Educación sobre el Holocausto y la promoción de la Educación para la Ciudadanía Mundial, me pregunto si el enfoque memorial de estas iniciativas no nos está impidiendo tomar consciencia de la urgencia del hoy.

La necesidad acuciante de formación de públicos críticos mediáticos, la nueva alfabetización informacional, especialmente la vinculada a los soportes audiovisuales, la desarticulación de la ya muy real y muy avanzada islamofobia en toda Europa, nuevos acercamientos de aprendizaje sobre cómo se legitimó el antisemitismo que nos permitan comprender claves para actuar en la prevención del odio hoy, la dotación de herramientas críticas frente a la manipulación del lenguaje, el desarbolamiento del cinismo cultural que legitima la corrupción y allana la manipulación autoritaria, la emergencia de articular nuevos mecanismos de protección de las minorías europeas ante el nuevo escenario político, así como la necesidad de contestar y contrarrestar estéticamente el embalaje con lazo en el que mediáticamente se están envolviendo los discursos del odio necesitan de toda nuestra inteligencia, entusiasmo y organización, no vinculados en exclusiva al sostenimiento de los procesos memoriales del pasado, sino al urgente HOY.